viernes, 8 de marzo de 2013

CONSIDERACIONES ACERCA DEL DÉFICIT Y LA DEUDA PÚBLICA



El Estado elabora anualmente los Presupuestos Generales del Estado. En ellos figuran los Ingresos que el Estado obtiene y los Gastos que piensa realizar.
Cuando los Gastos son mayores que los Ingresos, se dice que el Presupuesto es deficitario o que tenemos DÉFICIT presupuestario.

Gastos > Ingresos        ====>  Déficit
Ingresos > Gastos        ====>  Superávit

¿Cómo es posible gastar más de lo que se ingresa? Solo existe una manera: endeudándonos.

Luego    Déficit    ====>  Deuda



Debemos aclarar en primer lugar que endeudarse significa pedir dinero prestado. Esa cantidad prestada (llamada capital) hay que, posteriormente, devolverla, junto con los intereses que genera ese capital. Luego endeudarse no es gratis, tiene un coste, que son los intereses.



Cantidad a devolver = Capital + Intereses

 



 ¿Puede un estado endeudarse?

La respuesta a esta cuestión podemos obtenerla planteándola en términos de una economía familiar.
Cuando una familia piensa en pedir un préstamo debe plantearse:
- en qué vamos a emplearlo
- ¿nos compensa esa utilidad el coste del préstamo?
- ¿vamos a poder pagarlo?

Con respecto a la primera cuestión, una familia debe plantearse si realmente necesita (o necesita inmediatamente) el bien que da origen al endeudamiento. Por ejemplo, un nuevo televisor estaría bien, pero supone una cantidad pequeña que es posible ahorrar a corto o medio plazo. Sin embargo, adquirir una vivienda, que es un bien necesario, supondría ahorrar durante 15 o 20 años. En este caso, al suponer la vivienda una inversión muy alta, estaría justificado el endeudamiento, pues no podemos esperar ese tiempo para adquirir dicho bien.

Con respecto a la segunda cuestión, debemos tener en cuenta que el coste del préstamo no es solo los intereses que tendremos que pagar. Hay que considerar que pedir un préstamo compromete la disposición de nuestro salario o ingresos durante toda la duración de éste. Es decir, durante toda la duración del préstamo estamos obligados a pagar una cantidad periódica, por lo que solo podremos disponer de la cantidad restante de nuestro salario. En cambio, si ahorramos para esa futura compra, si algún mes nos surge una necesidad extraordinaria, podemos ser flexibles y disponer del salario completo.

La tercera cuestión es crucial. Aunque la necesidad justifique el endeudamiento, si no tenemos una certeza razonable de poder pagar el préstamo, deberíamos renunciar a él, pues en el futuro los perjuicios para nosotros serán mucho mayores. En este sentido quiero hacer mención a cierta mentalidad cortoplacista instaurada en nuestra clase política actual: nos endeudamos para solucionar ciertos problemas a corto plazo, sin considerar las consecuencias a medio y largo plazo de ese endeudamiento, puesto que a medio y largo plazo “ya no estaremos y no será nuestra responsabilidad”. Es una especie de patada a seguir que deja las responsabilidades y problemas futuros al conjunto de los ciudadanos.
Retomando nuestra cuestión, si razonablemente no es previsible que podamos pagar la hipoteca, deberemos renunciar a la compra de la vivienda, planteándonos otras alternativas: alquiler, compartir vivienda, etc.

Como conclusión podemos señalar:

-                    todo endeudamiento tiene un coste
-                    no debemos endeudarnos si no tenemos una esperanza razonablemente justificada de poder pagarlo.
-                    La necesidad del bien o bienes a adquirir con ese endeudamiento debe estar bien justificada.
-                    El endeudamiento supone o significa una renuncia al consumo futuro: aquello que consumimos anticipadamente no lo podremos consumir en el futuro, pues ese dinero o recursos habrá de destinarse al pago del capital y los intereses.



            Otra idea: endeudarse supone también que otras personas nos tienen que prestar dinero. Deben tener confianza en las personas o entidades a las que prestan. Es decir, solo nos prestarán si creen que vamos a devolver el dinero prestado. Por tanto, un pais o una sociedad que tenga problemas financieros, o su economia esta debilitada o ha dejado de pagar sus deudas, difícilmente tendrá la confianza de aquellos



La sostenibilidad de las cuentas publicas



En los países de nuestro entorno, es política generalmente aceptada la llamada “sociedad del  bienestar” o social-democracia. Esta consiste en que el Estado se encarga de que una serie de bienes básicos (Sanidad, Educacion, Pensiones) estén disponibles para toda la población, independientemente de su nivel de renta.

 Ahora, debemos tener claro que todos estos bienes que el Estado asegura a toda la población no son gratis. Las personas y empresas que proporcionan y producen estos bienes deben ser remunerados, y para ello el Estado necesita dinero.
    Este dinero lo obtiene el Estado mediante los impuestos, un fondo común donde todos aportan en función de sus ingresos anuales: cuanto más se gana (Renta), más se aporta.

    Es obligación de los responsables políticos asegurar que la sociedad del bienestar sea perdurable en el tiempo, pues son responsables de que estos bienes, básicos e imprescindibles para la población, puedan ser suministrados siempre.
    Unos excesivos déficit y deuda pública pueden poner en peligro la sociedad del bienestar, pues, si crecen en exceso, cada vez será mayor la cantidad que habrá que dedicar a pagar el capital prestado y los intereses correspondientes, y, por tanto, nos quedarán menos recursos para esos bienes básicos.
    En consecuencia, el equilibrio de las Cuentas Públicas nos asegura que el estado del bienestar pueda ser mantenido en el tiempo.
 
 

 

lunes, 4 de marzo de 2013

Metodo de Trabajo

   La Economía y la Política son ciencias sociales, no son ciencias exactas. Caben la opinión y  los diferentes puntos de vista. Sin embargo, el instrumento fundamental que debemos utilizar es la racionalidad. Es el tamiz por el que debemos pasar nuestras conclusiones, opiniones y puntos de vista.
   Advierto esto porque, a veces, se corre el riesgo de que nuestra posición ideológica se convierta en una posición cuasi-religiosa: en la religión (o al menos en las religiones oficiales) las creencias y las normas de conducta no son discutibles, sino que son impuestas por una autoridad superior. Si no se aceptan, quedas fuera del grupo.
Hay veces que la valoración de los argumentos se hace no en función de los argumentos mismos, sino dependiendo de la etiqueta colocada a la persona que la emita. Debemos tener cuidado para evitar esto, conocido como sectarismo.